¡Feliz año blogticarios! Aunque ya nos felicitamos el año por redes sociales, no os había felicitado aún a los que seguís solo el blog, así que espero que tengáis un 2020, sobre todo, lleno de salud. ¡Y aprovecho para deciros que os animéis a seguirnos! Estamos en Facebook e Instagram
¡Año nuevo, vida nueva! Es lo que solemos decir cada comienzo de año, y a esto se suman buenos propósitos, que a veces se cumplen, y a veces no. ¡Pero al menos tenemos que plantearlos e intentarlo!
Uno de los propósitos más frecuentes, es hacer más ejercicio. Lo cual está fenomenal, y estoy totalmente a favor. Solo que a veces lo hacemos sin informarnos, o sin tener cuidado, un poco “a lo loco”. Ya sabéis que a mí me gusta ir a correr, y como os he comentado en posts anteriores de la ahora ya trilogía Running – Sillonball, hay desde hace unos años cierta “fiebre” por el running que puede ser imprudente en algunos casos. Por eso hoy os voy a comentar, las lesiones que se pueden producir, que son muy propias del running.
Al correr, todo el cuerpo se pone en marcha: más de doscientos músculos, los huesos y las articulaciones de ambas extremidades y la columna vertebral y cervical entran en juego. La correcta coordinación entre todos ellos y el control de la postura son claves, no solo para aumentar la velocidad y la resistencia, sino también para evitar lesiones y posibles caídas, que también pueden producirse por una práctica intensa y frecuente de este deporte.
Las lesiones de las que os hablaba, se dividen en dos categorías:
Lesiones agudas: originadas por un incidente concreto (contusión, caída o tropiezo) y aunque la intensidad del dolor puede ser alta, se tratan en el momento y no tienden a repetirse.
Lesiones por sobrecarga: no es fácil determinar su origen, porque está relacionado con la sobrecarga de los músculos o articulaciones o con el sobreentrenamiento. Al principio, la intensidad del dolor es baja y los síntomas, escasos, pero tienden a repetirse y a hacerse crónicos. Su tratamiento, que suele alargarse más, dependerá de la causa que haya provocado la lesión.
Son diversas las causas que pueden originar una lesión. Estas son algunas de ellas:
¿Y cuáles son las lesiones más comunes a la hora de correr?
- Fascitis plantar: se trata de la inflamación de la fascia plantar (una banda de tejido fibroso que se extiende desde el calcáneo hasta la zona metatarsal y está situada justo antes del comienzo de los dedos), que provoca un dolor agudo en la zona interna del pie. Esta lesión está provocada, a menudo, por la forma de pisar, por el uso de un calzado inadecuado, por pasar a correr sin la transición adecuada a velocidades demasiado elevadas o de terrenos lisos a abruptos y por recorrer distancias demasiado largas sin la preparación adecuada.
- Tendinitis aquilea: es la inflamación del tendón de Aquiles, que se manifiesta con dolor en la parte superior de hueso del talón (calcáneo) o por una ligera rigidez que se presenta por las mañanas. Puede estar provocada tanto por la pérdida de flexibilidad del tendón debido a la edad, como por sobrecarga, errores en la técnica de la carrera y/o en el plan de entrenamiento, la pronación del pie, el uso de calzado inadecuado o el sobrepeso.
- Esguince de tobillo: el más común es el esguince por inversión, que se produce cuando el pie se torsiona demasiado hacia el interior, debido, por lo general, a una irregularidad en el terreno o al uso de calzado inadecuado. Produce un dolor agudo en la parte externa del tobillo.
- Tendinitis rotuliana: es la inflamación del tendón rotuliano, que une la rótula con la tibia. Se manifiesta con dolor en la parte delantera de la rodilla y rigidez. Suele estar producida por la sobrecarga de la zona y los microtraumatismos provocados por movimientos repetitivos de alto impacto, típicos de saltar o correr por superficies duras.
- Periostitis tibial: es la inflamación aguda o crónica del periostio, una membrana que recubre la tibia para protegerla. Suele producir un dolor intenso en esta zona al comenzar la actividad física, que puede desaparecer tras calentamiento para resurgir si se continúa corriendo. Incluso, puede persistir después de terminar. Esta lesión puede estar provocada por cambios demasiado bruscos en la intensidad de entrenamiento, apoyo inadecuado del pie o a falta de estiramiento, entre otras causas.
- Distensión o rotura de los isquiotibiales: se trata de la elongación (estiramiento), desgarro o rotura de los músculos de la parte posterior del muslo, que se manifiesta con dolor e inflamación es esta zona de la pierna. Pueden producirlo, entre otros factores, un calentamiento insuficiente, una técnica de carrera errónea o un cambio brusco de velocidad.
- Dolor lumbar: se suele presentar como un dolor en la zona baja de la espalda o de los glúteos, que puede aparecer de manera repentina o intermitente. Diversas causas pueden provocarlo: correr con la espalda encorvada, el uso de un calzado que no amortigüe lo suficiente, aumentos en la carga del entrenamiento sin la progresión adecuada, padecer sobrepeso o debilidad en la musculatura de la faja abdominal, etc.
Si estás haciendo ejercicio o deporte, y notas alguno de los síntomas de esas lesiones, lo primero que tienes que hacer es parar, y lo antes posible consultar a tu médico. Además, te recomendamos que sigas estos pasos:
- En caso de lesión leve (calambres o ampollas): puedes intentar hacerte una cura de urgencia para seguir corriendo, solo tienes que lavar la zona con agua limpia y jabón, aplicar medidas antisépticas y contener la hemorragia, en caso de que exista. Para ampollas, maravillosas las tiritas de hidrogel, tipo Compeed, Urgo, etc. Existen varias marcas.
- En caso de lesión moderada o grave (roturas musculares, esguinces, luxaciones o traumatismos más graves): detén al momento la actividad, ponte frío sobre la zona afectada y, si hace falta, inmoviliza la zona o mantenla elevada. Posteriormente, acude sin falta a algún centro médico para que te la traten.
- En caso de fractura: inmoviliza la zona lo mejor que puedas, usando un cabestrillo o entablillado, y acudir con urgencia a un centro hospitalario.
- En caso de lesión que afecte la cabeza o al cuello (traumatismo craneoencefálico): hay que inmovilizar el cuello, valorar si el corredor está consciente y trasladarlo con urgencia a un centro hospitalario.
Ahora ya estáis un poquito más informados, sobre qué hacer en algunas situaciones que se pueden producir a la hora de correr. ¡No dejéis de leer los otros capítulos de la saga! No dejéis de leer en general, que es algo muy importante que debemos seguir haciendo siempre. Otro gran propósito para este año.
Fuente: cinfasalud.com