Hoy quiero hablaros de dos packs que me encantan, y que son muy recomendables para los que sois un poco vag@s y que os iniciáis en esto de cuidaros la piel. Son los packs Live Young de Isdinceutics. Solo llevan tres productos: Unas ampollas mañana y noche, y un protector solar adecuado al tipo de piel, muy fáciles de aplicar. Os los recomiendo siempre después de haber realizado una buena limpieza facial (os añadiría un producto más , por lo menos: gel, loción o agua micelar).
Rutina antioxidante:
️Por el día: Lleva ampollas Flavo C Ultraglican (con ultraglicanos, combinación de proteoglicanos y preproteoglicanos que mantienen la hidratación reforzando las estructuras de sostén; Vitamina C, potente antioxidante que devuelve la luminosidad a tu piel y Ácido hialurónico que rejuvenece la piel restableciendo los niveles de hidratación) para aplicar antes de Foto Ultra Age Repair 50+, un fotoprotector solar ultraligero con triple acción antienvejecimiento (️¡no querrás otro!).
Por la noche: Tenemos las ampollas Flavo C Melatonin, con Melatonina, prepara la piel contra el estrés oxidativo que se produce durante el día; Vitamina C y extracto de Vigna Aconitifolia, estimula la renovación celular y tiene una potente acción antiarrugas.
Rutina antimanchas:
️Por el día: Pigment Expert sérum, con compuestos despigmentantes como: niacinamina, ácido hidroxifenoxipropiónico y 4n-butilresorcinol. Un agente exfoliante como el ácido glicólico y Glicirrizato dipotásico, que preserva el contenido de ácido hialurónico y tiene propiedades calmantes. Después aplicaremos Foto Ultra Spot Prevent 50+, con una muy alta fotoprotección frente a UVA para prevenir la formación de manchas debidas al sol.
Por la noche: Night Peel, con un complejo AHA: ácido tartárico y málico, que promueven la renovación celular para ayudar a atenuar imperfecciones y arrugas; ácido glicólico y el complejo HydraBoost que aporta hidratación, mejorando la descamación.
¿Os animáis con alguna de estas rutinas de belleza?
El rey de los virus ha llegado, y todo el mundo anda sobreinformado y algo nervioso al respecto. Digo nervioso por decir algo suave, que los hay muy histéricos, cada uno lleva el desconocimiento como puede. Y principalmente creo que de ahí deriva el miedo, de que se trata de un nuevo virus, aunque cada vez lo vamos conociendo un poquito más, gracias a la labor que hacen los científicos día tras día.
Nosotros, y puedo decir que todo el colectivo de farmacéuticos, técnicos y demás trabajadores de farmacias, llevamos unos días de locos. Desde nuestra posición, creo que podemos ayudar mucho a la población, e intentamos informar, desde el rigor (y no todas las “fake news” que se mandan por Whatsapp e Internet en general) sobre este virus que en pocas semanas se ha convertido en un eclipsador de noticias.
Como estamos algo desbordados, no he podido hacerlo antes, pero hoy me siento un momento a contaros, a aquellos que seguís La Blogtica o que nos seguís por redes sociales, más sobre el COVID-19. Como ya os mencionaba antes, muy probablemente, mucha de la información ya la conocéis, pero me parece interesante haceros un pequeño resumen, de lo que conocemos hasta el momento. Sin números, porque eso ya lo veis a diario, y lo cierto es que cualquier referencia que pueda daros sobre cifras de incidencia de la infección quedaría desactualizada en el momento en que lo estéis leyendo, así que para una información fidedigna, sobre el número de diagnósticos confirmados, de pacientes en estado grave y de muertes por COVID-19 en las distintas regiones geográficas, podéis consultar los informes de situación que publica a diario la Organización Mundial de la Salud:
Los coronavirus son una amplia familia de virus que normalmente afectan solo a los animales. Algunos son virus zoonóticos, lo que significa que tienen la capacidad de transmitirse entre animales y humanos. Así, se ha descrito que muchos coronavirus pueden usar a los mamíferos como reservorios u hospedadores intermediarios, destacando entre ellos los murciélagos, en los que se facilita la recombinación y los eventos mutagénicos conducentes a una mayor diversidad genética de los virus. En la infección a mamíferos, los coronavirus infectan fundamentalmente células del tracto respiratorio y el tracto gastrointestinal.
Producen cuadros clínicos que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurrió con dos coronavirus, el SARS-CoV (que causó el Síndrome Respiratorio Agudo y Severo, empezó en 2002 en Asia, provocando un brote en el que más de 8.000 personas se infectaron, entre el 20-30% de pacientes requirieron ventilación mecánica y tuvo una mortalidad cercana al 10%, cifra superior en personas ancianas y con comorbilidades; desde 2004 no ha habido ningún caso conocido) y el MERS-CoV (causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, comenzó en 2012 y hasta diciembre de 2019 ha registrado un total de 2.494 casos y 858 muertes por infección en 27 países, lo que supone una tasa de mortalidad del 34,4%).
El nuevo coronavirus, del que no paramos de oír hablar y que nos ha hecho quedarnos en casa, se llamaSARS-CoV-2, y fue detectado por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en China. Guarda un estrecho parentesco (también estructural) con el SARS-CoV. La enfermedad que causa el SARS-CoV-2 se llama COVID-19, y en relación a ella todavía hay muchas cuestiones que se desconocen.
Los síntomas más comunes incluyen:
Fiebre
Tos
Dificultad para respirar (sensación de falta de aire).
Aparición de infiltrados pulmonares bilaterales en radiografía torácica.
En algunos casos también puede haber síntomas digestivos como diarrea y dolor abdominal.
En casos más graves, la infección puede causar neumonía, dificultad importante para respirar, fallo renal e incluso la muerte.
Los casos más graves generalmente ocurren en personas ancianas o que padecen alguna otra enfermedad, como por ejemplo, del corazón, del pulmón o problemas de inmunidad. Según los datos disponibles, los expertos apuntan a que la tasa de mortalidad del nuevo patógeno es más baja que SARS y MERS, situándose entre el 2 y el 4%.
Si bien no se conoce de forma precisa, por analogía con otras infecciones causadas por virus similares, parece que la infección es transmisible de persona a persona y su contagiosidad depende de la cantidad del virus en las vías respiratorias. Para que se produzca la infección se necesitaría un contacto directo de las secreciones respiratorias de un animal infectado o de una persona infectada con las mucosas de otra persona (nariz, boca, ojos). Parece poco probable la transmisión por el aire a distancias mayores de 1-2 metros.
En base al conocimiento de otros betacoronavirus, con los datos de los casos detectados en Europa, el periodo de incubación en este brote se considera que podría ser desde los 1-2 y hasta 14 días; puntualmente se han hallado casos de hasta 27 días de incubación. Además, a diferencia del virus causante del SARS, sí se puede contagiar durante el periodo de incubación en que el portador aún no presenta síntomas, lo que dificulta su vigilancia epidemiológica. De ahí su rápida expansión y el incremento exponencial de los casos desde enero hasta el día de hoy.
No existe un tratamiento específico para el nuevo coronavirus pero se están empleando algunos antivirales que han demostrado cierta eficacia en estudios recientes. Sí existen muchos tratamientos para el control de sus síntomas por lo que la asistencia sanitaria mejora el pronóstico. Al ser una infección producida por virus, los antibióticos no deben ser usados como un medio de prevención o tratamiento.
Como es muy importante, aunque lo habréis oído más, quiero resaltar las medidas básicas de protección individual para reducir el riesgo general de transmisión de infecciones respiratorias agudas, entre las que se incluyen:
Realizar una higiene de manos frecuente (lavado con agua y jabón o soluciones hidroalcohólicas), especialmente después del contacto directo con personas enfermas o su entorno, antes de comer, y después de ir al baño, el transporte público o tocar superficies sucias.
Evitar el contacto estrecho con personas que muestren signos de afección respiratoria, como tos o estornudos, manteniendo con ellos una distancia prudencial de 1 metro. Esto lo extendemos a todas las personas, desde la semana pasada, en cualquier parte.
Evitar tocarse la boca, nariz y ojos, ya que las manos facilitan la transmisión.
Si se presentan síntomas respiratorios, evitar el contacto cercano (manteniendo una distancia de 1 metro aproximadamente) con otras personas.
Al toser o estornudar, emplear pañuelos desechables o cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado, y lavarse las manos a continuación.
Estas medidas, además, protegen frente a enfermedades frecuentes como la gripe.
No hay que tomar precauciones especiales con los animales en España, ni con los alimentos, para evitar esta infección.
La trayectoria de este brote es imposible de predecir a día de hoy. El Comité de Emergencia de la OMS declaró el día 30 de enero el brote epidémico como una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII), es decir, “un evento extraordinario que constituye un riesgo para la Salud Pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, que puede exigir una respuesta internacional coordinada”. Su principal objetivo es garantizar la seguridad sanitaria mediante la aplicación del Reglamento Sanitario Internacional1, empleando todo el sistema mundial de alerta y respuesta de la OMS a fin de vigilar el evento y la evaluación rápida del riesgo, la comunicación de la información necesaria para la toma de decisiones oportunas y la coordinación eficaz que permita el desarrollo e implementación de medidas efectivas. Hace unos días, el 11 de marzo, como seguramente todos sabéis, por las medidas que ha tomado el Gobierno esta semana, el COVID-19 fue declarado pandemia, a nivel mundial.
¿Debo utilizar mascarillas para protegerme?
El uso inadecuado de mascarillas ha contribuido a un desabastecimiento de las mismas en aquellas situaciones que están indicadas. A día de hoy, la población general sana no necesita utilizar mascarillas.
Las mascarillas ayudan a prevenir la transmisión del virus si las llevan las personas que están enfermas. Los profesionales sanitarios indicarán el uso de mascarillas en aquellas situaciones en las que se considere necesario en cada caso.
Para una mayor información sobre el uso de mascarillas, podéis consultar este informe publicado al respecto:
Las personas que presenten síntomas respiratorios (fiebre, tos y sensación de falta de aire) y hayan estado recientemente (en los 14 días previos) en una zona de riesgo o hayan tenido contacto estrecho con una persona que sea un caso confirmado, deberán quedarse en su domicilio y contactar con los servicios de salud telefónicamente llamando al 112, y en el caso de Cantabria al 061 o al 900 612 112.
Para más información, os dejo algunos enlaces de interés:
Mucho ánimo a todos los médicos, enfermeros, a mis compañeros farmacéuticos, y demás profesionales sanitarios, así como a las autoridades. Y a todos los que estáis en casa, mucho ánimo también, y calma, porque acabaremos con esta pandemia.
Fuentes:
Informe técnico «Coronavirus: COVID-19» del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, marzo 2020.
Infografía microformación Coronavirus del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
1Acuerdo internacional jurídicamente vinculante suscrito en 2005 por 196 países, incluidos todos los Estados Miembros de la OMS. Su objetivo consiste en ayudar a la comunidad internacional a prevenir y dar respuesta proporcional a los riesgos graves para la salud pública derivados de la propagación internacional de enfermedades, evitando interferencias innecesarias con los viajes y el comercio internacionales.
¡Feliz año blogticarios! Aunque ya nos felicitamos el año por redes sociales, no os había felicitado aún a los que seguís solo el blog, así que espero que tengáis un 2020, sobre todo, lleno de salud. ¡Y aprovecho para deciros que os animéis a seguirnos! Estamos en Facebook e Instagram
¡Año nuevo, vida nueva! Es lo que solemos decir cada comienzo de año, y a esto se suman buenos propósitos, que a veces se cumplen, y a veces no. ¡Pero al menos tenemos que plantearlos e intentarlo!
Uno de los propósitos más frecuentes, es hacer más ejercicio. Lo cual está fenomenal, y estoy totalmente a favor. Solo que a veces lo hacemos sin informarnos, o sin tener cuidado, un poco “a lo loco”. Ya sabéis que a mí me gusta ir a correr, y como os he comentado en posts anteriores de la ahora ya trilogía Running – Sillonball, hay desde hace unos años cierta “fiebre” por el running que puede ser imprudente en algunos casos. Por eso hoy os voy a comentar, las lesiones que se pueden producir, que son muy propias del running.
Al correr, todo el cuerpo se pone en marcha: más de doscientos músculos, los huesos y las articulaciones de ambas extremidades y la columna vertebral y cervical entran en juego. La correcta coordinación entre todos ellos y el control de la postura son claves, no solo para aumentar la velocidad y la resistencia, sino también para evitar lesiones y posibles caídas, que también pueden producirse por una práctica intensa y frecuente de este deporte.
Las lesiones de las que os hablaba, se dividen en dos categorías:
Lesiones agudas:originadas por un incidente concreto (contusión, caída o tropiezo) y aunque la intensidad del dolor puede ser alta, se tratan en el momento y no tienden a repetirse.
Lesiones por sobrecarga: no es fácil determinar su origen, porque está relacionado con la sobrecarga de los músculos o articulaciones o con el sobreentrenamiento. Al principio, la intensidad del dolor es baja y los síntomas, escasos, pero tienden a repetirse y a hacerse crónicos. Su tratamiento, que suele alargarse más, dependerá de la causa que haya provocado la lesión.
Son diversas las causas que pueden originar una lesión. Estas son algunas de ellas:
¿Y cuáles son las lesiones más comunes a la hora de correr?
Fascitis plantar: se trata de la inflamación de la fascia plantar (una banda de tejido fibroso que se extiende desde el calcáneo hasta la zona metatarsal y está situada justo antes del comienzo de los dedos), que provoca un dolor agudo en la zona interna del pie. Esta lesión está provocada, a menudo, por la forma de pisar, por el uso de un calzado inadecuado, por pasar a correr sin la transición adecuada a velocidades demasiado elevadas o de terrenos lisos a abruptos y por recorrer distancias demasiado largas sin la preparación adecuada.
Tendinitis aquilea: es la inflamación del tendón de Aquiles, que se manifiesta con dolor en la parte superior de hueso del talón (calcáneo) o por una ligera rigidez que se presenta por las mañanas. Puede estar provocada tanto por la pérdida de flexibilidad del tendón debido a la edad, como por sobrecarga, errores en la técnica de la carrera y/o en el plan de entrenamiento, la pronación del pie, el uso de calzado inadecuado o el sobrepeso.
Esguince de tobillo: el más común es el esguince por inversión, que se produce cuando el pie se torsiona demasiado hacia el interior, debido, por lo general, a una irregularidad en el terreno o al uso de calzado inadecuado. Produce un dolor agudo en la parte externa del tobillo.
Tendinitis rotuliana: es la inflamación del tendón rotuliano, que une la rótula con la tibia. Se manifiesta con dolor en la parte delantera de la rodilla y rigidez. Suele estar producida por la sobrecarga de la zona y los microtraumatismos provocados por movimientos repetitivos de alto impacto, típicos de saltar o correr por superficies duras.
Periostitis tibial: es la inflamación aguda o crónica del periostio, una membrana que recubre la tibia para protegerla. Suele producir un dolor intenso en esta zona al comenzar la actividad física, que puede desaparecer tras calentamiento para resurgir si se continúa corriendo. Incluso, puede persistir después de terminar. Esta lesión puede estar provocada por cambios demasiado bruscos en la intensidad de entrenamiento, apoyo inadecuado del pie o a falta de estiramiento, entre otras causas.
Distensión o rotura de los isquiotibiales: se trata de la elongación (estiramiento), desgarro o rotura de los músculos de la parte posterior del muslo, que se manifiesta con dolor e inflamación es esta zona de la pierna. Pueden producirlo, entre otros factores, un calentamiento insuficiente, una técnica de carrera errónea o un cambio brusco de velocidad.
Dolor lumbar:se suele presentar como un dolor en la zona baja de la espalda o de los glúteos, que puede aparecer de manera repentina o intermitente. Diversas causas pueden provocarlo: correr con la espalda encorvada, el uso de un calzado que no amortigüe lo suficiente, aumentos en la carga del entrenamiento sin la progresión adecuada, padecer sobrepeso o debilidad en la musculatura de la faja abdominal, etc.
Si estás haciendo ejercicio o deporte, y notas alguno de los síntomas de esas lesiones, lo primero que tienes que hacer es parar, y lo antes posible consultar a tu médico. Además, te recomendamos que sigas estos pasos:
En caso de lesión leve (calambres o ampollas):puedes intentar hacerte una cura de urgencia para seguir corriendo, solo tienes que lavar la zona con agua limpia y jabón, aplicar medidas antisépticas y contener la hemorragia, en caso de que exista. Para ampollas, maravillosas las tiritas de hidrogel, tipo Compeed, Urgo, etc. Existen varias marcas.
En caso de lesión moderada o grave (roturas musculares, esguinces, luxaciones o traumatismos más graves): detén al momento la actividad, ponte frío sobre la zona afectada y, si hace falta, inmoviliza la zona o mantenla elevada. Posteriormente, acude sin falta a algún centro médico para que te la traten.
En caso de fractura: inmoviliza la zona lo mejor que puedas, usando un cabestrillo o entablillado, y acudir con urgencia a un centro hospitalario.
En caso de lesión que afecte la cabeza o al cuello (traumatismo craneoencefálico):hay que inmovilizar el cuello, valorar si el corredor está consciente y trasladarlo con urgencia a un centro hospitalario.
Ahora ya estáis un poquito más informados, sobre qué hacer en algunas situaciones que se pueden producir a la hora de correr. ¡No dejéis de leer los otros capítulos de la saga! No dejéis de leer en general, que es algo muy importante que debemos seguir haciendo siempre. Otro gran propósito para este año.