Madre mía, ¡qué frío hace! Las carreteras y transportes bloqueados porque está toda España nevada. ¡Normal que luego venga la gente con todo tipo de síntomas! Como del que vengo a hablaros hoy, el dolor de garganta. Es un síntoma provocado generalmente por una infección que afecta a nivel de faringe (faringitis), amígdalas (amigdalitis) y/o laringe (laringitis). En la mayor parte de los casos el proceso es transitorio y, aunque molesto, es leve. El dolor suele ir acompañado de picor y sequedad que origina dificultad para tragar y cuando la laringe se ve también afectada y se inflama se acompaña de afonía. Puede ser causado por una infección bacteriana, en cuyo caso el tratamiento con antibióticos sería eficaz, pero normalmente el causante es un virus y no son necesarios. Es todo un clásico del invierno.

Independientemente de la causa, conviene instaurar una serie de medidas higiénico-sanitarias :

Para aliviar los síntomas, acortar el curso de la enfermedad, prevenir complicaciones y evitar su diseminación, podemos utilizar colutorios y gargarismos, que ejercen una acción local y no deben ser ingeridos, con los primeros conviene no tragar saliva en unos segundos, y los gargarismos se mantienen durante 30 segundos con la cabeza hacia atrás. También podemos usar aerosoles, que se aplican en forma de nebulizaciones varias veces al día. Son útiles sobre todo en niños, porque es difícil que ellos realicen enjuagues o gargarismos de forma adecuada.
Pero normalmente lo más común es la administración de comprimidos, pastillas o tabletas para chupar, que alivian el picor y la sequedad, y reducen la inflamación. Son formas sólidas que ejercen una acción local al disgregarse lentamente en la boca. Su composición es variada, incluyendo uno o varios de los siguientes fármacos:

– Anestésicos locales: Alivian el dolor. Lidocaína, benzocaína, clorobutanol, procaína, …
– Antisépticos: Proporcionan una desinfección de la zona. Clorhexidina, alcohol diclorobencílico, amilmetacresol, hexetidina, cloruro potásico, cloruro de benzalconio, …
– Antibióticos de acción local: bacitracina, tirotricina, neomicina, poliximina B, …
– Antiinflamatorios: corticoides de baja potencia- hidrocortisona; o en concentraciones muy bajas- dexametasona.
– Descongestionantes, demulcentes y expectorantes: mentol, esencia de pino, eucalipto, etc.

Además provocan un exceso de saliva, cuyo contenido en lisoenzima e IgA tiene cierto poder antimicrobiano e inmunitario.

Algunas marcas comerciales con combinaciones de antisépticos y anestésicos locales son: Angileptol, Frenagar y Bucomax. Bucometasana lleva además un antibiótico local. Strefen es antiinflamatorio, Lizipaína es un antibiótico local y Strepsils es un antiséptico que también tiene un formato con anestésico.

Otras alternativas pueden ser las plantas medicinales, o la homeopatía. En cualquier caso, el tratamiento no debe prolongarse más de 5 días sin supervisión por un profesional sanitario.

Si existen complicaciones u otros síntomas como: sensación de ahogo o dolor insoportable, dificultad para deglutir, persistencia de fiebre alta, ganglios dolorosos o duraderos, erupción en la piel, presencia de cuerpo extraño, disfonía o afonía más de dos semanas, o sois pacientes con enfermedades crónicas, consultad a vuestro médico.

A ver si evitamos estos síntomas y pasa rápido este frío polar, ¡buen fin de semana blogticarios!